miércoles, 16 de julio de 2008

De compras?







Nunca me ha gustado ir de compras…mucha gente, mucho ruido, no encuentro nada que me guste…en fin…pero esta ultima vez me fui con mi madre y mi tía decidida por lo menos a pasármelo bien y a reírme un montón….afortunadamente a si fue.

El momento trapos, tallas, probadores fue más bien agobiante como siempre, un café…un cigarro en la calle y a por otra marabunta de ropas y colas en los cajeros.

Yo como siempre no me compre nada, mi tía…raro, pero nada de nada y mi madre como siempre se fue con un par de bolsas, las cuales la mitad no se si se las pondrá alguna vez.

Llego la hora de comer y nos dirigíamos a un restaurante ya conocido cerca de nuestro barrio, pero por el camino vimos un restaurante Italiano y nos decidimos a entrar, hacia mucho viento, los pies nos dolían a las tres, y ya el estomago demandaba un poco de atención a si que entramos de inmediato.

Como si de dos niñas se trataran se pegaron toda la comida jugando y riendo, discutiendo y resoplando…yo estaba enfrente de ellas y no paraba de reírme y de hacerles fotos, bueno y de comer y de beber vino, que por cierto era rosado y estaba muy bueno, pero para mi madre no lo suficientemente frío, a si que pidió hielo y la camarera le trajo una cubitera…si vierais la cara de mi madre, ella quería hielo para la copa, a si que ni corta ni perezosa coge los hilos de la cubitera y se los echa en su copa y claro mi tía no iba a ser menos…yo no mama gracias.

Compartieron comida, eso que hace mucha gente, tu te pides uno yo otro y a si probamos de los dos…pues eso.
Lo cierto es que comimos muy bien las tres, y salimos dispuestas a tomarnos un café en una terraza, que como el viento había parado un poco se agradecía estar en la calle.

Llegamos a la cafetería y veo que las dos se sientan otra vez juntitas al sol, yo como siempre a la sombra que me derrito, y se ponen pues eso, mirando al sol como si estuvieran en la playa…mi madre le dice a mi tía, pero no te puedes poner mas pegada a mi, y mi tía le contesta que si no, no le da el sol. Ellas seguían discutiendo por el sol y yo en la sombrita tan ricamente viendo como si de una película de los hermanos Marx se trata, incluso me apetecía decir esa frase tan famosa, “¡Más madera! ¡Es la guerra!.

Decidido, de compras si, pero con ellas. Por lo menos me río un montón.

Lluvia en la carretera.